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Galina Zybina, la atleta que llegó del hambre

     El 26 de julio de 1952 Galina Zybina ganó el oro en lanzamiento de peso en los Juegos Olímpicos de Helsinki. Y eso parecía que era lo que tenía que pasar, porque la URSS se estrenaba en unos Juegos y no pasaba por su imperiosa cabeza aparecer allí como comparsas. La URSS no había estado en los Juegos Olímpicos desde su fundación como nación en 1922.      Galina Ivanovna Zybina era mucho más que una lanzadora de peso, siendo eso algo realmente digno de todo elogio, ella era, además, una superviviente.      ¿Superviviente de modo metafórico o en términos absolutos?  Saca a la palestra tus habilidades para hacer juicios de valor, te cuento la película.   Galina Zybina      Galina llegó a la esfera terrestre veintiún años antes de esos Juegos de Helsinki, el 22 de enero de 1931, y llegó en Leningrado, la misma ciudad que había sido San Petesburgo y que con la revolución soviética le quitaron el san y la llamaron Petrogrado, y entonces dejó de ser la capital del Imperio Ruso porque
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Ljubodrag Simonovic: El deporte como religión del capitalismo

Traigo hoy al blog un texto que me llamó la atención hace unos cuantos meses, cuando lo leí en la maravillosa revista portuguesa que edita mi amigo Júlio Henriques,  Flauta de Luz . No la republico porque esté al cien por cien de acuerdo con lo que dice Simomovic, de hecho, no lo estoy, sino porque da mucho que pensar. Es un texto para leer con la mente abierta a la reflexión.  Espero que te traiga conceptos para sacar buenas conclusiones. A mi, desde luego, me ha sido muy útil e interesante. Aunque muchas personas son conscientes y critican la mercantilización de grandes eventos deportivos como la copa del mundo y los Juegos Olímpicos, pocos parecen entender el papel que juega el deporte como pilar fundamental del orden global capitalista. En esta entrevista con Ljubodrag Simonovic, eso es lo que se aborda. Es raro equiparar a los atletas con los filósofos, y mucho menos con los intelectuales que hacen que sus teorías sean emocionantes, y Simonovic no es lo que esperaríamos de un filó

Agua es moji, Uhuru es libertad

Hoy es el día de África. Un día para un continente.  Cada quien tiene su enlace con África. Por mi parte, tengo muchos; amistades, lugares, recuerdos, momentos. Hoy han venido a golpear la puertecita del recuerdo algunos días inolvidables de hace veinte años en los que llegué a la cima de África, a pisar las nieves del Kilimanjaro.  Entonces escribí un diario, leyéndolo hoy me doy cuenta de que he cambiado mi forma de escribir, porque he cambiado mi forma de ver el mundo  y también he cambiado la razón por la que escribo. El diario me ha traído aquellos días a la memoria retiniana como si los estuviese viendo ahora mismito, y he buscado algunas fotos que tenía por ahí guardadas, y ha sido bonito. Aquí dejo un extracto de aquel diario, para celebrar desde el centro de mi corazón el día de África. EXPEDICIÓN KILIMANJARO 16:30, hora española Escribo desde una litera de abajo, en una cabaña limpia de doce literas que son veinticuatro camas. Camas y no yacijas, como merecen ser llamadas l

Algunas cosas para las que tampoco sirven los libros de autoayuda

Contar, contar, no voy a contar nada que no sepáis, o que no se haya repetido una y mil veces, no a mí, sino a miles, en el trascurso del lío de la vida o el curso del río de la vida, que lo mismo da. Hablo de l as aguas turbulentas de Simon y Garfunkel y su puente que te viene bien cuando todo se pone cenizo. Pero no siempre hay puente, y lo que es peor, no siempre hay río. No sabía muy bien si sería capaz de ponerme de nuevo a escribir, o a nadar, o a correr, o a hacer las cosas que se me dan más o menos bien, que no son pocas, las cosas que me preocupan o me divierten, como dice Rosendo Mercado. Las cosas a las que damos nuestro amor loco, lo que nos mueve, lo que nos desentraña. Para desescalar sin red (y sin cuerda), una tarde de febrero de 2021 empecé a sentirme débil, apagado, nervioso. Me subía la fiebre como nunca antes. No quería ir al centro de salud porque el mundo estaba lleno de covid, y yo no tenía covid, yo tenía otra cosa, no sabía qué, pero no era covid, y no tení

Sobre la innecesaria necesidad de avanzar

Podría llamar perfectamente a este año que se acaba, y sin temor a ser injusto, el año de las interferencias no deseadas. Ni un paso ha estado exento de sus consecuentes trabas. El año en el que el reaccionario “todo mal” se podría haber ido a la mierda sin miramientos, pero ahí ha estado, agazapado y saliendo a la pista para decir esta boca es tuya, cállate. Era el perfecto aburrido fragor. El año al que no me dará la gana volver a las mismas cosas, porque hay rincones del pasado a los que no merece la pena agarrarse ni como a un clavo ardiendo. Igual que se hace pesado volver a ver las mismas caras (inmarcesibles) de hace mil años presentando las campanadas, como si nos interesase volver a dar la bienvenida al año 95. Obviamente no. Porque vivir hoy es mucho mejor que vivir ayer, por muy ayer bonito que fuese y bla bla bla. ¿El año del eterno retorno, o el del dominio del tiempo? Hay tantas teorías sobre el tiempo, tantas ilustraciones ilustradas que te advierten y enseñan cómo

Hace 43 años Loles bajó de 12 y nadie se enteró

Hace un par de años preparé este artículo para un libro, Sin embargo, finalmente no se publicó. Es una historia tan estupenda que, ahora que ya ha pasado un tiempecito, me parece obligado darle luz. No es del todo desconocida, pero no está de más recordarla de vez en cuando.  15 Julio 1979.  Estadio Joan Serrahima (Barcelona). Temperatura: 27º C; Humedad: 70%;  Hora: 20 horas 25 minutos; Viento: +0,7 m/sg. Fue el 15 de julio de 1979. En el Estadio Serrahima de Barcelona se celebraban los campeonatos de Catalunya. Llenazo total y máxima atención a la carrera final en la recta de 100. Loles Vives salió como un rayo para no dar tregua a la favorita aquel día, Olga Martorell, que llevaba a la competición el Récord de España con sus 12,11. Vives marcó 12,04 en semifinales, nuevo récord, esto convertía aquella final en una carrera de alto voltaje. Esa tarde el crono que se registró fue de 12”00 exactos. Por primera vez en la historia una española llegaba a los míticos 12 segundos que la chic